Primero… todos sabemos, (bueno, la mayoría) que el clítoris es el órgano análogo al Lingam/pene en el hombre. Es el asiento para las sensaciones nerviosas y la explosión de placer conocidas como orgasmo... Pedirle en su mayoría a una mujer que tenga un orgasmo sin estimulación directa o contacto sobre su clítoris es exactamente, precisamente, lo mismo que pedirle a un hombre que tenga un orgasmo sin estimulación o contacto con el lingam/pene. PUEDE hacerse, pero ten presente que no es siempre y puede no ser particularmente recompensante.
El tubo de la vagina/Yoni mismo tiene terminaciones nerviosas estimulables sexualmente. Las terminaciones nerviosas de la vagina aumentan hacia la parte exterior de ella, y están más concentradas donde se curva hacia la apertura de la vulva y arriba hacia el clítoris.
El tejido del escroto (no de los testículos) de un hombre está formado por tejido fetal análogo al de los labios vaginales menores en la mujer. La costura inferior en el medio del escroto es donde los labios se dividirían en una mujer. Las dos áreas tienen la misma presencia de terminaciones nerviosas.
La mayor parte de las mujeres alcanzan orgasmo mediante la fricción del clítoris contra el hueso púbico del hombre mientras están enlazados en la relación, o a través de la estimulación del clítoris, mediante contacto manual u oral, muy pocas desarrollan el orgasmo a través de una penetración vaginal.
Pero Sigmund Freud, el descubridor del psicoanálisis, afirmaba que las mujeres que tuvieran orgasmos de clítoris eran infantiles. Opinaba que, para ser verdaderamente madura, una mujer debe tener solamente orgasmos vaginales. Su teoría ha sido largamente desacreditada, psicológica y anatómicamente, pero algunas mujeres reportan orgasmos vaginales sin fricción del clítoris.
Para comprenderlo, debes comprender la forma en la que el clítoris está formado y como se lleva en el cuerpo.
La mayoría de los hombres -y también demasiadas mujeres- piensan que el clítoris es un botón diminuto de carne sensitiva ubicado por encima de la vagina/Yoni, al nivel de la base del hueso púbico en la mujer. Esto NO ES VERDAD.
El clítoris es un tallo de tejido eréctil, construido igual que un pequeño pene/lingam, con una cabeza sexualmente sensitiva en su punta (el glande), justo igual que la cabeza de un pene/lingam pequeño. Viene equipada con un prepucio, al igual que un pene sin circuncidar, y durante la excitación sexual, el prepucio se retrae, exponiendo el glande del clítoris, el pequeño botón que la mayoría de la gente piensa que es el órgano completo.
A diferencia del tallo del pene/lingam, que cuelga libremente, el tallo del clítoris reposa verticalmente a lo largo de la línea divisoria del cuerpo, cubierto y nunca visible, justo debajo de una capa de grasa y piel. La raíz del tallo del clítoris alcanza la vagina hacia abajo. Para imaginarlo mejor, recuerda que los labios vaginales son análogos al escroto y ahora piensa en la manera que la raíz y el tallo del pene/lingam emergen del área del escroto y visualiza la raíz y el tallo del clítoris (cubierto debajo de una capa de grasa y piel) emergiendo de la parte superior de los labios vaginales y terminando en el pequeño glande, que asoma por fuera de la piel. ¿Lo entendiste…lo cogiste?
Pero la gran desventaja de tener el clítoris sujeto en un lugar bajo la piel es que la mujer tiene poca libertad de movimiento para la estimulación. Imagina si el pene/lingam estuviera quirúrgicamente unido a la carne del abdomen, con solamente el glande libre en su punta y no hubiera forma de empujar adentro y afuera. Un hombre estaría a merced de la habilidad de su pareja o de su aceptación de su limitado margen de movimiento tendría que restregar su cuerpo arriba y abajo a lo largo del cuerpo de su pareja para estimular el pene/lingam en la misma forma que ella lo hace con su hueso púbico (algunos hombres hacen esto cuando se masturban frotándose contra su colchón) o el habría de pedirle a ella que acariciara el glande de su pene/lingam de la forma que ella le pide a él que acaricie el glande de su clítoris.
Parece como si las mujeres lo tuvieran duro, ¿no? ¿Cómo que lo tienen difícil para saciarse por causa de la posición fija del clítoris? …¡No es así!
Hay una ventaja distinta en tener el clítoris fijo en un lugar: cualquier tirón hacia debajo de la piel que cubre la raíz y el tallo del clítoris es sentido directamente en el glande, y es tirado hacia abajo a través del prepucio. Así, la fricción del pene/lingam del hombre entrando y saliendo de la vagina/yoni puede, tirando y soltando la raíz y el tallo del clítoris, producir una estimulación indirecta en el glande del clítoris. Muchas mujeres son capaces de tener orgasmos como este, aunque el proceso, siendo indirecto, puede tomar más tiempo que llegando al orgasmo mediante la fricción/estimulación directa del glande del clítoris. Al no ver el clítoris completo bajo su cubierta de piel y grasa, muchas mujeres (y sus parejas masculinas) piensan que no han estimulado el clítoris (con lo que quieren decir el glande del clítoris) …cuando en realidad lo han hecho y así llegan a la idea de que han alcanzado un orgasmo estrictamente vaginal.
Hombres, imaginar ser masturbados por una mujer que sólo juegue con la raíz y el tallo de vuestro pene y con la piel del escroto, pero nunca toque la punta del mismo. ¿Tuvieras un orgasmo? ¿Tuvieses un orgasmo quizás, después de un buen rato? ¿Sería posible, no?
Lo que hubieras experimentado (lo llamaremos un orgasmo de tallo de pene), sería lo equivalente al orgasmo vaginal de Freud.
¿Piensas que esta forma de juego sexual sería tan placentera como el tener a tu pareja tocando o lamiendo la cabeza sensitiva de tu pene/lingam? ¿Sería tan placentero como deslizar el glande de tu pene/lingam dentro y fuera de su vagina caliente, blando y húmedo? ¿Es la estimulación del tallo todo lo que desearías tener cada vez que haces el amor? ¿Es la estimulación del tallo del clítoris todo lo que querrías que experimentara tu compañera cada vez que hace el amor contigo?
Continua en la siguiente publicación, parte II.....
Los Secretos de la Sexualidad: Leonardo Ferrari
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